jueves, 14 de enero de 2010

"Reflexiones"


Al haber pasado del útero al mundo externo el recién nacido inaugura otro universo, esta situación es común para todo recién nacido pero a esta circunstancia debemos sumar que para cualquier bebé nacido anticipadamente, su primer lugar será la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales, su primera cuna la incubadora y sus referentes no solo la madre y el padre sino también los doctores y enfermeras.

La situación es complicada, tremendamente diferente y difícil ya que el común denominador es la amenaza de que las cosas no salgan bien.

Los avances tecnológicos reemplazan el mundo interno uterino, pero la pérdida anticipada del cuerpo biológico de su madre representa un coste físico y emocional a tener en cuenta.

Este bebé requiere de un marco de sostén que sustituya al que naturalmente hubiera recibido de haber nacido dentro de la fecha probable de parto.

Por lo que es de suma importancia que entre la familia y el equipo médico se logre la más absoluta comunicación para conseguir un entramado emocional que intente sustituirlo, incluyendo el impacto en cada uno: todo para lograr el objetivo de mejorar la salud del bebé prematuro.

La familia había fantaseado con otro momento, otro contexto y repentinamente se enfrenta con una situación completamente diferente a la imaginada.

La madre está ansiosa de estar con su hijo y se enfrenta a una situación muy dura y para la que no se ha preparado, su sensación es la de haber fallado y por eso es fundamental acompañarle en la aceptación de la situación y conseguir que entienda que aunque no es la situación deseada, su hijo está vivo y tiene que luchar por él.

Facilitarle el contacto físico con su bebé y que pueda hablarle y acariciarle, tocarle, olerle, oírle... todo esto hará que asuma paulatinamente su rol de madre con normalidad.

No se debe olvidar la figura del padre, fundamental en todo este proceso de aceptación de la situación no esperada.